Ni el peor de los días tiene más de veinticuatro horas.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Un punto y final. Una vida que se acaba hoy, pero que ya había llegado a su final hace mucho tiempo.
Ahora, solo quedan recuerdos. Recuerdos de fechorías, sin maldad, pero con mucha agudeza. Sonrisas desde esa silla de ruedas que se esfuman. Esfuerzos y ,sin duda, una vida dura. No tanto por las dificultades como por esa sensación de impotencia, de simplemente ver la vida pasar desde una silla.
Al fin y al cabo, vivir no es mas que ir superando dificultades, limites, traspasar barreras. Anhelos que consiguen hacerte sentir viva. Quizás por eso, a ella le faltaba brillo en la mirada.


Quiero ser joven para siempre.

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