Ni el peor de los días tiene más de veinticuatro horas.

domingo, 5 de febrero de 2012

Al fin y al cabo es una historia destinada al fracaso. Quiero decir; un maldito tren nos separa aproximadamente 100 kilómetros cada domingo a eso de las ocho y cuarto y no nos vuelve a juntar hasta el viernes posterior, y así semana tras semana. Demasiadas paranoias mentales por una relación findesemanal.

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