Ni el peor de los días tiene más de veinticuatro horas.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Te das cuenta de que lo quieres. Y de que lo quieres como se quiere a la gente que te importa de verdad. De ese tipo de personas a las que si le lastiman un brazo, a ti te dolerá el tuyo y si están por lo suelos tu te echas a llorar como si fueras tu misma. Y te angustias, y das vueltas en la cama como si sus problemas fueran los tuyos, y es que al fin y al cabo su tristeza es tu problema. Su alegría es lo que te despierta motivada cada mañana. Muy pocas personas pueden hacerte llorar a través de una pantalla y un teclado como él lo hace.

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